La Plaza Vieja, donde se asienta AIRE Hotel & Ancient Baths, goza de una historia que nos gustaría compartir con usted:
Hasta el año 773 de nuestra era en que Abderramán I construye las atarazanas del puerto almeriense, no nació la ciudad que actualmente conocemos como Almería, que en aquel momento se llamó Bayyana (espejo del mar).
En el siglo X, en tiempos de Abderramán III, Califa de Córdoba, se construye la Alcazaba y se amplía el puerto, defendiéndolo y erigiéndose como el más importante de la costa. A él acudían naves de todas partes del Mediterráneo para comerciar. La ciudad contaba entonces con más de mil hospederías y diez mil telares, lo que da idea de la importancia que cobró en su época.
Durante la Reconquista, Almería fue tomada por el rey de Castilla, con la ayuda de naves genovesas, catalanas y francesas, pero diez años más tarde fue retomada por los musulmanes que ya no la perdieron hasta su toma por los Reyes Católicos.
La Plaza Vieja fue el zoco (mercado) principal de la ciudad. En él se vendía de todo, desde un esclavo, una finca, seda o piedras preciosas. También se celebraban en ellas, durante la dominación musulmana y posteriormente durante la cristiana, todo tipo de celebraciones populares, justas y torneos de caballeros. La plaza se engalanaba para este tipo de festejos, con mantones, estandartes y flores.
Durante el siglo XVI comenzaron a hacerse muy populares los “juegos de cañas” (juego que compartieron cristianos y musulmanes y en los que destacaba la habilidad y la indumentaria del competidor). También se celebraban procesiones y desfiles religiosos, el Corpus Christi y, sobre todo, las corridas de toros. Para las autoridades e invitados se erigían palcos y el centro se rodeaba de un palenque.
Durante el Siglo XVII se reformó la plaza para acomodarla a su oficio de Audiencia y sede del gobernador. A las casas de una sola planta se les añadió otra, dejando su fisonomía muy parecida a la actual. Las ventanas de ambas plantas comenzaron a enrejarse y los balcones hicieron las veces de palcos para los festejos, motivo por el cual, dichas viviendas eran muy demandadas por las gentes adineradas.
Durante el Siglo XVIII se convierten en tiendas las viviendas de planta baja y la plaza se llena de soportales. Su fisonomía actual se debe al arquitecto almeriense Trinidad Cuertara Cassinello (1847-1912) y en la actualidad destacan la sede del Ayuntamiento de la ciudad (actualmente en reconstrucción), el convento de clausura de Santa Clara (“Las Claras”) con su fachada plateresca y un importante artesonado mudéjar en su interior, así como la sede del hotel AIRE Hotel & Ancient Baths.
Por último, decir que en el centro de la plaza se haya el monumento a los Héroes de la Libertad, de 18,5 m. de altura, homenaje de la ciudad a “Los Coloraos”, 24 personas que se sublevaron contra el absolutismo de Fernando VII y en defensa de la primera Constitución Española (Cádiz, 1812) y que fueron fusilados nada más desembarcar en Almería. Portaban casacas rojas y en base a ello el monumento es conocido como el de los Coloraos. El actual, obra del escultor granadino José Castro Vilches, es réplica del erigido en 1.868 que fue destruido durante la dictadura franquista. Está construido en mármol blanco de Macael y bronce.
Eva Orozco
Catedrática de Historia del Arte